Debes aprender a disfrutar esos días sin sol, con truenos y relámpagos que sean tan fuertes que te hagan temblar, porque cuánto mayor sea la caída, mejor será la subida. Cuanto más grande sea la tormenta, un sol más radiante saldrá después de ella. Sólo hay que aprender a disfrutarlo y entender que, al igual que nosotros, el cielo necesita llorar de vez en cuando.